mar de oídos atentos...
¿qué te dice la piedra?
viernes, diciembre 09, 2005
Miradas de sal

Cuando el destino llegó a Texalahomex todos corrieron. Fueron tiempos difíciles porque había que correr sin mirar atrás, y más allá de la fantasía, quienes volteaban se convertian en estatuas de sal, y más horrible que convertirse en una estatua, era ver a quienes amabas perdiendo el brillo de sus ojos mientras la sal consume su rostro.
Recuerdo el rostro de todos nosotros cuando llegamos aquí, la vivacidad, de la que ahora solo sobreviven las lagrimas de que la misma sal nunca pudo consumir en aquellos que se quedaron. Algunos lograron salir, y a diferencia de los que quedaron, éstos se llevan la sensacion de no poder evitar que otros giren su vista hacia atrás, esas ansías de verlos cristalizarse y tener que seguir corriendo.
Aún no escapo de Texalahomex, aún no puedo darme el lujo de voltear y ver el destino de frente. Quién diría que tengo que estar huyendo del destino.
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